Antonio Mairena en la Poesía Contemporánea: El Cante Hecho Verso

La grandeza de Antonio Mairena no solo resonó en los escenarios y en los estudios de grabación, sino que también encontró un eco profundo en el mundo de las letras. Como demuestra el recopilatorio de José Cenizo Jiménez en la revista Demófilo, la figura del maestro se convirtió en una poderosa musa para numerosos poetas de la segunda mitad del siglo XX, que le dedicaron versos cargados de admiración y reconocimiento a su arte.

El Soneto, un Homenaje a la Grandiosidad

La forma poética del soneto, clásica y solemne, fue una de las preferidas para enmarcar la dimensión del cantaor. Poetas de la talla de Ricardo Molina, Daniel Pineda Novo, Manuel Alcántara y Antonio Murciano emplearon esta estructura para capturar la esencia de su cante.

Ricardo Molina, en un soneto que es todo un himno, lo aclama como rey de los estilos básicos, evocando la fuerza telúrica de su voz: «En las fuentes del alba silenciosa, / tejiendo sombra y luz, nació su cante. / (…) Allí te aclama el martinete oscuro / su rey, allí su reino soleares / te rinden, y su imperio seguiriyas».

Daniel Pineda Novo, por su parte, desgrana adjetivos que son pura definición del quejío mairenista: «Esa voz -voz total-, voz verdadera: / Ansia, fuego, pasión, rabia y desplante, / fragua viva y cabal del puro cante».

Polimetría y Verso Libre: La Emoción del Duende

Más allá del soneto, otros autores optaron por la polimetría y el versolibrismo para reflejar la libertad y la emoción del cante. Ricardo Molina, en su «Oda a Antonio Mairena», combina endecasílabos con pentasílabos, mientras que Manuel Barrios en «Oyendo cantar a Mairena en Valme» o José María Requena en «Se abre la copla en tu garganta» juegan con versos de arte mayor y menor.

Requena, con una imaginería poderosa, escribe: «Se abre la copla en tu garganta / como un pavo real, el último / pavo real / que viera el padre Adán (…) / Se funde bronce y noche / en el fuego sereno de tu voz». Estos poemas capturan no solo la técnica, sino el momento mágico e indescriptible del duende.

La Voz del Pueblo: Coplas y Romance

El homenaje no se limitó a las formas cultas. El flamenco, en su esencia más popular, también le cantó a su maestro. Aurelio Verde le dedicó bulerías («Las ganitas de comer / las pierden toas las chiquillas…») y Manuel Palomino Vaca compuso tercios llenos de saber popular: «Entre Carmona y Sevilla / el cante grande sembró / en Mairena, su semilla. / Ay, ay, Antonio Mairena, / cómo restalla tu voz, / ay, cuando tu trueno suena».

Para concluir, José Belloso y José Luis Rodríguez Ojeda le dedicaron un romance, un cante por romance, que resume con belleza y sencillez su trayectoria: «Si el nombre tomó después / del pueblo en que había nacío, / (…) Llamarse Antonio Mairena / quiso luego Antonio Cruz, / poniendo en la misma esfera / lo gitano y lo andaluz».

Esta «hermandad poética», como la denomina Cenizo Jiménez, demuestra que la voz de Antonio Mairena no solo conmovió desde el tablao, sino que también inspiró la creación de una lírica contemporánea que vio en su arte la encarnación de lo más hondo y puro de la cultura andaluza.

Artículo basado en el texto «Antonio Mairena en la poesía contemporánea» de José Cenizo Jiménez, publicado en la revista Demófilo, Nº46 (2013).

Scroll al inicio